El sábado 10 de noviembre, "Día de la Tradición" la historiadora Lic. Susana Boragno dará una charla con proyección de
imágenes sobre "Florencio Molina
Campos: un artista inolvidable".
Los esperamos a las 16.30 h. en la sala de lectura de nuestra biblioteca: Volta 1374, 1er piso.
Los esperamos a las 16.30 h. en la sala de lectura de nuestra biblioteca: Volta 1374, 1er piso.
ENTRADA GRATUITA
Los inolvidables dibujos de Florencio Molina Campos
"Yo le diría a los escritores, a los músicos, a los pintores, vayan a
la pampa, a los montes…recojan nuestro inmenso caudal disperso que aún están a
tiempo para salvar el folklore nativo… Triste será que no podamos decirle que
fue el gaucho y que hemos hecho para mantener la Tradición Nacional."
Molina Campos.
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Florencio les ponía fuerza y gracia a sus
personajes, y su deseo era mantener la imagen y el conocimiento del
gaucho o del paisano como prefería llamarlo y trasmitirlo a
sus contemporáneos y a las futuras generaciones. Sus dibujos estaban
desprovistos de toda solemnidad académica para una fácil y rápida lectura, lo
que facilitó ser copiada o falsificada.
Florencio Molina Campos fue descendiente
de familias patricias entroncada en la sociedad porteña con trayectoria desde
la colonia y luego en los tiempos patrios. Juan Bernabé Molina, abuelo de
Florencio, fue propietario de estancias en Arrecifes, San Pedro, campos en
Junín y en Sunchales y Colastiné, (Santa Fe). Fue uno de los propulsores de la
ganadería argentina importando sementales de Europa y cooperando con la
fundación de la Sociedad Rural y del Jockey Club. Había traído al país
los primeros caballos Shetland ponies. Los Campos llegaron en 1714 al Río
de la Plata. Fueron estancieros del Tuyú, más allá del Río Salado. Varias
veces tomaron las armas en defensa de la patria. El papá de Florencio concentró
sus tareas agropecuarias en el Pago del Tuyú, de una estancia más extensa,
recibida por herencia de su suegro Campos.
Florencio nació el 21 de agosto de 1891 y
fue bautizado en la hoy desaparecida Iglesia de San Nicolás. Estudió en
importantes colegios de la ciudad.
Las vacaciones escolares las pasaba en la
estancia paterna en el Tuyú. Disfrutaba mucho estar entre la peonada. Cuenta
que en una oportunidad, unas persistentes lluvias habían inundado el campo…Ese invierno quedamos rodeados por las aguas. En esos días interminables
nuestras distracciones se limitaban a observar el diario trajinar de los
peones, allí nació… el impulso de traducir en nuestros juegos, sus ademanes, su
indumentaria y la inacabable variación de peligros de sus faenas…entre cartones
y figuras recortadas empezaron a moverse mis primeros gauchos. Solo muchos años
después… me decidí a mostrar aquel mundo a los demás. Se dijo que en sus dibujos “coleccionaba gestos de los
paisanos”. El capataz de la estancia era Tiléforo Areco (Teléforo), un
personaje que después aparecerá en sus cuadros. Quiso ser escritor y comienza
con cuentos gauchescos, pero le ganaron los pinceles.
La marca de ganado que había pertenecido a
su abuelo Molina pasó a su padre, para ser registrada por el propio Florencio
en 1915. Perpetuó su nombre “Los Estribos” en el rancho que construyó
en Moreno y en sus cerámicas.
En 1920 se instala en Florida 470,
la oficina, F. Molina Campo y Cia. dedicada a la venta de ganado. Fue socio
activo de la Sociedad Rural presentado por Joaquín de Anchorena y Domingo
Olivera. El 21 de agosto de 1926 expuso 61 trabajos, “Motivos Gauchos”
-caricaturas, en el galpón central de la Exposición de la Sociedad Rural
de Palermo. El público recibe con aceptación las obras, Será el comienzo de una
serie de exposiciones en el país y Francia Alemania y Estados Unidos. El Diario
Crítica publica su fotografía… “ha sido muy visitada… recibiendo el joven
caricaturista verdaderas manifestaciones de aplauso”. La Razón replica el
cuadro Malambo y hace comentarios elogiosos. Tuvo algunas críticas “las monstruosas
caras que Molina Campos asigna a nuestros campesinos, dejan en estado
deplorable las virtudes de la estirpe”, no obstante lo apodaron el Rey de los
Gauchos. Visita la muestra el presidente Marcelo T. de Alvear que se convertirá
en su gran admirador y uno de sus mentores. Promovió sus exposiciones en Europa
y lo propuso para profesor de dibujo en el Colegio Nicolás Avellaneda. Uno de
sus alumnos fue el doctor Carlos Fayt, Juez de la Corte Suprema.
Molina Campos iba cosechando amigos, era
una persona cordial, auténtica y amable. Su gran oportunidad surge cuando la
pujante Empresa Alpargatas, decide confeccionar unos calendarios con sus
dibujos y en marzo de 1930 firma el contrato para pintar doce obras por el
valor de 6.000 pesos. La primera etapa fue de 1931 a 1936. La aparición de los
almanaques fue un éxito publicitario único e irrepetible en el país y en el
mundo. Se vendían en el campo, en las pulperías, etc. Los estancieros los
enmarcaban y los paisanos los pegaban en cartones. Fue una combinación perfecta
entre la empresa y el artista, ambos se beneficiaron por su gran difusión. Hubo
una interrelación entre el acierto del producto y las imágenes gauchescas. Se
impuso la alpargata como calzado al ir dejándose la bota. La palabra pasa del árabe, al-barga, al español como calzado de cáñamo. En 1935 la firma
recomendaba: este calendario es una
obra de arte y por lo tanto será de aquí algunos años de mucho valor, cuídelos,
no doblando de ningún modo”. Con esas imágenes se hicieron también
naipes, postales, carteles, tarjetas de fin de año que llegaban a todas las
clases sociales. Hubo una segunda etapa de 1940 al 45. En esa oportunidad la
Empresa se aseguró la exclusividad en Argentina y Uruguay, no pudiendo el
artista hacer ningún dibujo sin una expresa autorización.
Ilustró libros, diseñó publicidad para
varias marcas, en el país y en exterior, etc. En 1955 en el predio “Los
Estribos” de Moreno, junto a su esposa Elvira, abrió una escuela, para
los alumnos de la zona. Tuvo la ayuda del Intendente local, Dr. Vera. Molina
Campos falleció el 16 de noviembre de 1959.
En 1979 se inauguró su Museo en Moreno que
hoy permanece cerrado por falta de recursos. Es de esperar que las autoridades
municipales puedan acercarse a colaborar. Ahí se encuentra la mayor parte de
sus obras y se perpetúa su memoria, Florencio está vivo en el recuerdo de
todos. ¡Las obras de Molina Campos son inolvidables !!!
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